Cuando mamá no quiso mirar: madres no protectoras o cómplices en el abuso sexual infantil
Hay escenas que duelen más por lo que no sucede, que por lo que sí.
Hace un tiempo compartimos una escena del inicio de “No tengas miedo”, una película española donde se presenta con crudeza y claridad la historia de una víctima de abuso sexual infantil. Una hija le cuenta a su madre lo que su padre le está haciendo. Y la respuesta que recibe es: “No digas tonterías.”
Silvia crece. Y ya adulta, hay otra escena. Silvia se sienta frente a su madre y le dice, con calma y dolor: “Tú sabías. Y no hiciste nada.” La madre la escucha. Y responde: “Está claro que necesitas ayuda.”
Cualquier respuesta es válida… con tal de no admitir la verdad. Con tal de no asumir la responsabilidad de haber callado. De no haber protegido.
🌱 ¿Qué es una madre no protectora o cómplice?
No hablamos aquí de madres crueles. Hablamos de mujeres que, aún sabiendo o intuyendo, eligen no actuar. Callan. Miran hacia otro lado. Minimizan. Niegan. Y en algunos casos, colaboran activamente con el silencio del agresor: lo justifican, lo encubren, lo priorizan.
Cuando la madre no cree, no escucha o no actúa… la herida del abuso se multiplica. Y aparece la herida de la traición.
Ella lo sabía y no hizo nada. Ella lo sabía y no me protegió. Ella lo sabía y prefirió mirar para otro lado.
💔 Cuando el agresor es su pareja
Este es uno de los escenarios más comunes —y más silenciados— en el abuso sexual infantil. El agresor no es un extraño. Es el padre, el padrastro, la pareja de mamá. Y entonces, la madre se ve en un dilema brutal. ¿A quién protege? ¿A su hija o hijo o a su relación?
Cuando elige protegerse a sí misma… a costa de la infancia de su hijo o hija, se convierte en cómplice del daño. No querer saber también es una elección. No hacer nada también es violencia.
⚠️ ¿Qué consecuencias deja?
Una confusión emocional devastadora: ¿Cómo alguien que debía cuidarme lo permitió?
Una herida de traición que cuesta poner en palabras. Una sensación de desamparo absoluto. Una dificultad profunda para confiar en otras mujeres o en figuras adultas protectoras. Un dolor silencioso que muchas víctimas cargan durante años, a veces décadas.
💚 Para quien no fue protegida o protegido
Este texto es para ti. Para quien gritó con palabras o con el cuerpo y no fue escuchado. Para quien sintió que había algo mal y no recibió protección. Para quien buscó una mirada y encontró evasión. Para quien está empezando a recordar. Para quien aún no encuentra palabras, pero siente.
Porque no todas las madres cuidan… pero siempre hay un lugar donde volver a sentirte protegida o protegido.
Sea cual sea el tuyo.
Seguimos sembrando.
@por.una.infancia.segura