“Instrumental”: la música como refugio y testimonio

No es fácil hablar de abuso sexual infantil. Pero hay historias que lo hacen inevitable. Y necesario.

Una de esas historias es la de James Rhodes.

James Rhodes es un reconocido pianista británico, pero no estamos aquí para hablar de su virtuosismo musical. Estamos aquí por algo más profundo, más crudo, más urgente: su testimonio como superviviente de abuso sexual infantil.

En su libro Instrumental, Rhodes no solo comparte su historia de trauma, sino también su camino de supervivencia, dolor y reparación. Lo hace con una brutal honestidad que incomoda, que conmueve, y que ilumina. El libro no edulcora el horror. Rhodes relata los abusos que sufrió por parte de un profesor cuando tenía solo 5 años. Describe sus consecuencias: intentos de suicidio, adicciones, hospitalizaciones, disociación. No lo hace para escandalizar. Lo hace para romper el silencio. Porque el silencio, como él mismo dice, es el lugar donde el abuso se perpetúa.

Rhodes nos recuerda que el trauma no desaparece al cumplir 18 años. Que el dolor no cesa cuando el abuso termina, sino cuando el alma encuentra un espacio seguro. Y que ese espacio seguro es algo que tenemos que construir entre todas y todos.

El piano fue, para Rhodes, una forma de volver a sí mismo. De calmar el caos, de recordar que aún había belleza en el mundo.

Su historia nos habla de la importancia del arte, de los refugios, de la reparación. Y también, de la urgencia de que ninguna infancia tenga que sobrevivir lo que él sobrevivió.

Porque Instrumental no es solo un testimonio. Es una llamada de atención. Un grito que nos dice: la protección no puede esperar.

Instrumental no es un libro fácil. Pero quizás, precisamente por eso, es necesario. Y si lo leíste, o si este artículo te movió algo, te invito a compartir.

Porque cuando hablamos, algo se abre. Y al abrirse, comienza la posibilidad de sanar.

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